Monday, July 30, 2012

Más de Los Fuentes

Después de almorzar, los niños se levantaron de la mesa, pero don Ricardo y su esposa se quedaron conversando como lo hacían siempre. Después de hablar de otras cosas, don Ricardo volvió al tema de los nuevos vecinos.

--Americanos, ¿eh?-- exclamó --¿Qué piensas tú de los americanos en general?

--Yo no sé, pero me parece que deben ser gente igual a nosotros, excepto que ellos hablan inglés y nosotros español, y que su manera de vivir puede ser un poco diferente a la nuestra-- contestó ella. --¿Por qué?, ¿qué crees tú de ellos?

--Francamente no sé qué decir porque nunca los he tratado directamente; sólo hablo de vez en cuando con ellos cuando llegan a la oficina a preguntar cualquier cosa. Pero te pregunto porque a don Manuel, el jefe mío, no le gustan. Dice que todos los americanos creen que son superiores a nosotros; que, por ejemplo, a la vuelta de su casa vive una familia desde hace más de seis meses, y que hasta la fecha ni él ni los otros vecinos del barrio han podido conocer a esa gente. Dice que muchas veces se ha encontrado con ellos en la calle y ha querido hablarles, pero que ellos nada: no dicen ni 'buenos dias' ni 'buenas noches' y éso lo hacen porque se creen superiores. Y así como es esa familia son todos los americanos, todos son iguales, éso dice don Manuel. --yo no-- agregó don Ricardo dice al ver que su mujer lo miraba un poco irritada.

--¿Cómo puede ese jefe tuyo formarse una opinión general de la gente así en esa forma? ¿Cómo sabe él si la razón por la cual esos americanos que viven cerca de su casa no hablan con nadie es porque no saben hablar español, o porque son muy tímidos, o por muchas otras razones?

--Tienes toda la razón. Don Manuel hace mal en hablar así de los americanos. Pero tú sabes que él es mi jefe y yo no puedo decirle nada. A propósito, ¿no sabes si estos señores de enfrente hablan español?

--No, no sé, pero debemos ir a visitarlos y ver si podemos ayudarles en algo. En todo caso, si no hablan español, tú sabes un poco de inglés.

--Hace mucho que no hablo, necesito practicar. Pero vamos esta noche, si quieres.

--No, Ricardo, esta noche no. Mejor mañana; ellos acaban de mudarse y todavia deben tener todo sin arreglar.

--Muy bien-- exclamó don Ricardo, levantándose de la mesa --Así tengo tiempo de estudiar un poco esta tarde. Voy a llevarme el libro a la oficina. ¿Dónde está?


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